El tamaño de la misma suele ser el elemento que influye más en el precio, sin olvidarnos, por supuesto, del tipo de vivienda (adosados, pisos, chalé con parcela propia), la zona donde esté ubicada, la calidad de los materiales empleados en su construcción, los servicios con los que cuenta la vivienda y el edificio o la urbanización en la que se encuentre, la orientación, etc.